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viernes, 13 de julio de 2007

Con Sagarra y chivo en el roquedo (Por Juan Urrutia)

Nuestro amigo vasco Juan Urrutia, creador de la interesante web de pesca http://www.lacoctelera.com/poralliresopla (que os recomendamos visitar asiduamente), nos manda un magnífico reportaje en el que narra con su gran pluma periodística cómo pesca con carrete Sagarra y chivo gallego, una lubina. Un relato que es un lujo para esta web, y que le agradecemos sinceramente, ya que nos envía regularmente unos reportajes muy detallados y donde además del dominio de la pesca, también el de la pluma periodística. Os animamos a que mandéis también vuestras crónicas y serán publicadas en sagarracarretes@gmail.com con fotos si es posible.














Logotipo de la web de Juan Urrutia "¡por allí resopla!"
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CON SAGARRA Y CHIVO EN EL ROQUEDO

Texto:Juan Urrutia
Fotografías:Julen Urrutia

Si existe un lugar en España de tradición marinera y pescadora ese es, sin duda, Galicia. Y es en esta tierra de abruptos acantilados, mar bravío y nobles gentes, donde estas últimas, cuyas vidas siempre han estado ligadas al mar y sus habitantes, idearon un cebo tan sencillo como efectivo para capturar a la reina de los mares: La lubina o, como se la llama en Galicia, róbalo. Me estoy refiriendo, como no, al chivo. Este ingenio, que consta de un plomo con más o menos forma de pez, un par de anzuelos y una cola de pelo de cabra, se popularizó por su innegable eficacia a lo largo y ancho de todo el Cantábrico.












Detalle de un señuelo pesado tipo Chivo como el que usó Juan Urrutia para este reportaje IMAGEN OBTENIDA EN LA PÁGINA ESPECIALIZADA http://www.robalizas.es/

Os propongo que, una vez más, viajemos en el tiempo y Sagarra, caña de fibra y chivo en ristre nos demos un paseo por el roquedo, de aquellos años pasados y de abundante pesca, en busca del róbalo.

No está la mar muy buena para esta pesca... Se hará lo que
se pueda.

La primera dificultad nos la encontramos nada más llegar. Hay muy poca mar y las posibilidades de engañar a uno de los hermosos róbalos que merodean por estas costas disminuyen considerablemente. A pesar de ello buscamos con decisión aquel lugar donde rompe la ola y el agua se enturbia. La rompiente coincide con varios canales rocosos, ahora no visibles pero grabados a fuego en nuestro cerebro de verlos tantas veces durante la bajamar. Quizás tengamos alguna oportunidad.

Lanzamos, lejos, unos cien metros calculo, así que restando la inevitable exageración de pescador lo dejaremos en sesenta o setenta. La precisión es absoluta. El chivo cae donde queremos, al lado de una roca muy querenciosa, pero debemos recoger prestos o se trabará en el fondo sin remedio. Nuestro Sagarra no es precisamente muy rápido pero sí lo suficiente para, andando bien de reflejos, llevar a buen término el lance y hacer nadar al chivo como debe.


Una picada, dos, tres tirones... se fue antes de que
pudiéramos hacer nada dejándonos cierta desazón
y los sentidos alerta. Donde hay una a veces...


Cambiamos de zona...

Decidimos cambiar de lugar, la mar sigue demasiado tranquila, hay mucho alimento pues las sardinas se acercan a desovar a la costa en esta época, quizás sea por la luna... tratamos de justificar nuestro fracaso. Llevamos muchas horas, ya deberíamos haber cogido algo o dado la jornada por perdida.



















El sitio no es muy bueno, hay que lanzar demasiado
lejos para llegar a la rompiente.

Después de probar en medio Cantábrico lanzamos desde un lugar que no ofrecía demasiadas expectativas. En fin, un lance más y nos vamos. Nuestros brazos están cansados y qué bien vendría ahora una tacita de café bien calentito. ¡Un momento! ¿Será una picada? ¿Habremos enrocado? ¿Tal vez enganchamos algas? Sin duda es una picada, no es grande... ni pequeña, el puntal se arquea repetidamente, el freno de nuestro Sagarra canta, no mucho sólo salen de la bobina un par de metros, si lo dejáramos más flojo la pieza cortaría el hilo con las afiladas rocas pero si estuviera prieto del todo y el pez no se hubiera clavado bien igualmente escaparía al desgarrarse la piel. Aquí es donde la precisión y el buen ajuste de nuestro flamante Sagarra marcan la diferencia y hacen que llevemos a buen puerto nuestras capturas.














Por fin se ve recompensado tanto trasiego y lance por
las rocas.

Tal como los tirones y la flexión de la caña me hacían suponer, un ejemplar de algo más de un kilo. Lástima que no fuera más grande, porque la potencia del Sagarra y la robustez de la rabiza de fibra maciza de la caña sin duda estaban preparadas para piezas de mayor porte. Aunque esas, esas llegaran con el tiempo y la constancia.



Un kilo, pieza mediana, pero suficiente
para alegrar la jornada. Vemos además
el chivo que la engañó y el Sagarra que
la llevó a tierra.

Es esta una pesca que, sea el día pródigo en lubinas o no, se disfruta. Esto es así porque estamos en contacto directo con los elementos, sentimos la brisa y el mar en el rostro, también la emoción de buscar al pez, sabedores de que en cualquier momento puede producirse la picada. Si además somos de esos locos que pescan con sus viejos cacharros la satisfacción es doble pues estaremos pescando con un pedazo de historia. De historia de la pesca, claro, y para muchos esa es la semblanza de su vida.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Juan, aprovechando las facilidades que internet da para conocer gente maravillosa, gracias por compartir con todos las esperiencias con el chivo, el señuelo"milagroso" que yo también uso día sí día también...

UN saludo.

Carlos Redruello

Anónimo dijo...

Gracias por tu amabilidad, Carlos. Disfruto mucho con tus reportajes lubineros y sargueros -peces a los que soy muy aficionado- en Pesca Mar y es para mí todo un lujazo recibir tu comentario.

Un cordial saludo y buena pesca.

Juan Urrutia

Anónimo dijo...

Juan: eres lo Màximo con tus relatos pesqueriles !!!
Despues de leer la presente no dejo de asombrarme por lo ameno y divertido de tu relato...Gracias por compartirlo !!

Saludos !!!

Jorge Omar Santo Scorpino
ARGENTINA

Anónimo dijo...

Juan: eres lo Màximo con tus relatos pesqueriles !!!
Despues de leer la presente no dejo de asombrarme por lo ameno y divertido de tu relato...Gracias por compartirlo !!

Saludos !!!

Jorge Omar Santo Scorpino
ARGENTINA