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sábado, 15 de diciembre de 2007

SAGARRA MODELO 51: "De la vitrina al mar" por Juan Urrutia

SAGARRA MODELO 51: DE LA VITRINA AL MAR

Juan Urrutia



Una telescópica de fibra de vidrio, la costera y mi fiel Sagarra.

Para la prueba de este fenomenal carrete quería asegurarme piezas abundantes y de cierta talla, así que recurrí a las siempre socorridas lisas y a una técnica sencilla pero muy divertida: la pesca a flote.


El aparejo es tan simple como un buldó atado directamente a la línea madre y un ramalillo de sedal más fino al que se ha empatado un anzuelo del cinco al diez.


El procedimiento a seguir es el siguiente: se ceba con grandes trozos de pan, para aumentar el frenesí de la lisa que no puede tragarlo de una vez, y, hecho esto, se lanza el aparejo con un discreto movimiento de la caña un par de metros por detrás del cebado.

La primera capturita no se hizo esperar, una lisa de apenas ciento y pico gramos.

Una de las características más importantes de este carrete para las pescas itinerantes es la seguridad que da el cerrar el pick up con un giro de manivela teniendo la certeza de que no va a enredarse el hilo.


En el caso que nos ocupa la velocidad que otorga este sistema a la hora de empezar a recoger el sedal es fundamental para tensar la línea rápidamente y no perder picadas, especialmente cuando estas se producen a los pocos segundos de que el aparejo toque el agua.

Tras la primera captura aumenté el tamaño del anzuelo y cebo para asegurar, aún a costa de perder picadas, lisas de cierto tamaño.

Momentos finales de la última y mayor captura

La previsión de capturar alguna pieza de cierto porte se cumplió, permitiéndome probar la capacidad y progresividad del frenado. Hay que considerar que utilicé un equipo ligerito, casi truchero.


El pez en cuestión rondaría el kilo de peso y fue capturado tras una bonita y enconada pelea con múltiples carreras hacia el fondo sin que el bajo, confeccionado con un 0,20, se rompiera ni peligrase en ningún momento gracias a la suavidad y precisión del freno.

Hermoso ejemplar en excelentes condiciones físicas que llegó a sacar varios metros de hilo en las primeras carreras.


El final de la jornada llegó, y no por decisión mía sino de una preciosa pareja de gansos, un macho blanco y la hembra parda, que acudió a zamparse el pan con el que cebaba.

A pesar de que estaba disfrutando como un niño, ellos acababan de espantarme la pesca y comerse mi cebado, nos hicimos amigos pues terminé dándoles el pan que me quedaba.

El balance final de la jornada fue bueno: las sensaciones transmitidas tanto por la caña como por carrete fueron inmejorables, especialmente respecto al freno y capacidad de tracción del 51. La pesca estuvo presente resultando la mar de entretenida y para finalizar hice dos amigos un tanto interesados, pues se fueron volando en cuanto se me terminó el pan.

Saludos y buena pesca.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Bonito relato juan, leer estas letras le dan ganas a mas de uno coger un sagarra y gozar al escuchar el ruido maravilloso que hacen estos carretes al sacar hilo.



Un saludo.;););)

Anónimo dijo...

Juan, fanstatico como siempre compañero.

Saludos.

Rafalin.

Anónimo dijo...

Gracias, compañeros.



Saludos.

Anónimo dijo...

Que cosa mas campera !!! Me encantó el relato de pesca con este carrete como protagonista !!!
Que magia que poseen estos carretes !!!
Os Felicito !!!

Saludos !

Jorge Omar Santo Scorpino
ARGENTINA