FACTORÍA SAGARRA:Pequeña historia de Jordi Lostaló, antiguo trabajador en la fábrica

Recibimos un mensaje de un antiguo trabajador de la factoría Sagarra, Jordi Lostoló. residente en Sitges (Barcelona), donde se levantaba la fábrica de carretes.Con su testimonio sabremos más curiosidades y datos sobre la marca, lo cual es todo un testimonio interesantísimo para todos los amantes y coleccionistas de nuestra marca


Hola, os mando un anuncio que se publicó en el año 1988 en la revista "La Pesca" y también la fotografía que salió publicada en "Turisport" con motivo del premio concedido a los carretes Sagarra, y que fue entregado durante la celebración del Salón del Deporte y Camping, (certamen desaparecido), en las instalaciones feriales de Barcelona, en 1979.

Fui yo personalmente a recogerlo, todavía no había cumplido mi primer año de trabajo en Sagarra. Si no recuerdo mal, el primer clasificado fue GAMO, fábrica de escopetas de aire comprimido, pero no estoy seguro, quizás fuera en otra ocasión, puesto que no fue este el único premio que recogí en los años que trabajé en Sagarra. Junto con las capturas disecadas, que comentáis en vuestra página, estos premios estaban también en el despacho de la fábrica en la calle San Antonio. Don Isidro era lo que hoy se diría un "crack", pero de los de verdad. Saludos a todos, y buena pesca!

De hecho yo dejé de ser pescador de jovencito, cuando dejé de ir con mi padre, así que no puedo explicar demasiadas cosas. Durante la época en que trabajé en Sagarra las únicas veces que salimos de pesca fue con la barca que llevaba entonces Manel Llorens, la tradicional de toda la vida en esta zona, de madera y con un indestructible motor diesel Kelvin, que se arrancaba a base de manivela, y que tanto D. Isidro como Manel se encargaban de que estuviera siempre a punto. En estas salidas los aparejos que se empleaban eran, naturalmente, el carrete Sagarra, caña de pescar y la potera como cebo, con lo cual estabas tranquilamente sentado en la barca y recuperabas con toda normalidad con el carrete. Cuando lo digo y explico que no hay necesidad de estar agachado con medio cuerpo por la borda y utilizando el sedal a mano, la gente piensan que les tomo el pelo.

Inevitablemente, durante los años que estuve allí pude oír mas historias de pesca que libros se han escrito y, aunque yo no practicaba el deporte, no podía mas que asimilar muchas de las cosas que se decían.

Poco a poco, tanto personalmente como a algunos clientes por teléfono, empecé a contestar las consultas que me hacían, y que me parecía podía atender, con el resultado que, en multitud de ocasiones, volvían a llamar para agradecer el resultado de aquel comentario o consejo que les había dado.

Yo lo comentaba en casa y se reían, comparando el caso con el de una vieja película en la que el protagonista es un vendedor de artículos de pesca en unos grandes almacenes, que incluso escribe libros y manuales, y que no ha ido a pescar en su vida; así que entonces yo era también un teórico de la pesca. De la misma manera no podías evitar aprender algo, aunque fuera en teoría, de mecánica, de química, de tratamientos térmicos y de los mil y un oficios que se desarrollaban en la fábrica, donde estos y la pesca eran los temas cotidianos.

Cuando lo pienso siento una gran nostalgia de muchos de los momentos vividos, de las personas que allí conocí y traté y con las que conviví, como D. Ramón Jordà, el apoderado que me precedió y cuyo trato fue siempre exquisito, o como D. Josep Maria Viñas Martí, excelente persona y trabajador, al que siempre pedia un esfuerzo mas y nunca me defraudó, o D. Antonio Calafell, empedernido fumador de "caliqueños", trabajador dedicado y minucioso y un cocinero de a bordo sin comparación, y tantos otros; pienso que fue un privilegio haber estado en su compañía.