Texto y fotos: Juan Urrutia
La morada...
La reina del mar es la lubina, pero... ¿quién es el rey? Si existe un pez merecedor de este calificativo por su grandiosidad, porte y fiereza, ese es el congrio.
Un equipo tan sencillo como perfecto para hacernos con un par de congrios.
Entrando de lleno en la pesca del soberbio animal antes descrito, resulta imposible no relacionar su captura desde tierra con los incombustibles Sagarra. Su capacidad de tracción y gran resistencia resulta única cuando de arrancar del fondo a tan poderosa bestia se trata.
Hablamos de un pez de vigorosa respuesta que, tan pronto siente el acero, busca enconadamente una roca a la que asirse. Si llega a conseguir esto habremos perdido la batalla e irremediablemente habremos de cortar el sedal a no ser que, como en el caso de cierto y extraordinario pescador, tengamos paciencia para esperar a que el serpenteante congrio abandone el abrigo de la roca. Después de un susto como ése, la espera puede ser de muchas, incontables, horas.
Probablemente todos aquellos de vosotros que pesquéis en la mar conoceréis la técnica para pescar congrios a fondo, es sencilla. El clásico paternóster será nuestro aparejo o, si nos gusta más, acudiremos al también tradicional plomo corredizo.
caballa o similar. Lo ideal es que no esté muy fresca, no resulta excesivamente sibarita el congrio.

Aún no existe en el mercado mejor pertrecho para el pescador de grandes piezas que un Sagarra acompañado de la correspondiente caña de fibra de vidrio maciza.